Fernando Henrique Cardoso: “No se sabe realmente lo
que va a hacer Bolsonaro. Ni creo que él mismo lo sepa”
El ex presidente brasileño afirma que el mandatario
electo “no es fascista”, sino que “representa un autoritarismo que puede tener
una base ideológica de cualquier tipo”.
Entrevista.
El ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso habló de Bolsonaro, de la
relación con la Argentina y de la corrupción en América Latina. /JUANJO
FERNÁNDEZ
10/11/2018 - 17:13
Clarin.com
Mundo
Brasil
Jair Bolsonaro
Fernando Henrique Cardoso
Carmen de Carlos. Madrid, especial.
Fernando Henrique Cardoso lamenta tener que
adelantar su regreso a San Pablo porque a su mujer, Patricia Kundrat, 46
años más joven que él, no le han sentado bien los aires del invierno español.
“Esto –añade con media sonrisa- me pasa por casarme con una anciana. La próxima
vez, lo haré con una jovencita”.
Presidente (socialdemócrata) de Brasil entre 1995 y
2002, FHC, siglas por las que le conocen en Brasil y en medio mundo, está de
paso por Madrid, donde recibe a Clarín, para asistir al Foro Iberoamérica.
-¿Tras el triunfo de Jair Bolsonaro tiene
la tentación de volver a presentarse a las elecciones?
-No, tengo 87 años. Brasil necesita de energía
joven, muchas más de las que yo tengo ahora. Además, no creo que solucionara
mucho. Soy un hombre razonable y la gente razonable ya no tiene mucho
espacio en un país polarizado.
-¿El electorado de Brasil no ha sido razonable al
votar a Bolsonaro?
-No solo por votar a Bolsonaro, sino por dejarse
polarizar. La radicalización empezó durante los gobiernos del PT (Partido de
los Trabajadores) que sentenciaba: 'Nosotros somos los buenos y los demás, los
malos'. A mi, me acusaban de neoliberal y nunca lo fui pero era la manera de
etiquetarte para decir: ese no sirve. Ahora, con Bolsonaro, las cosas
evolucionaron en otro sentido, el mensaje instalado es: hay que ser más
duro, más autoritario.
-¿Cómo se explica que Bolsonaro se haya convertido
en presidente electo?
-En Brasil hay ansiedad por un poco más de orden, de
seguridad. El pasado año se registraron 64.000 homicidios, como en una guerra.
Sufrimos una recesión fuerte. Llevamos casi cuatro años sin crecimiento de la
economía. Esto produjo desempleo, angustia y desesperanza. La operación Lava
Jato mostró las bases sucias sobre las que se asentaba el sistema político: la
corrupción. Y la sociedad llegó a la conclusión de que todos los políticos son
ladrones. Bolsonaro les prometía una transformación.
En Brasil hay ansiedad por un poco más de orden, de
seguridad. El pasado año se registraron 64.000 homicidios, como en una guerra.“
-¿Esos son los elementos que influyen en la elección
de Bolsonaro?
-En resumen, inseguridad de la gente, más cuestión
económica, desempleo y revolución industrial de las redes sociales, dan como
resultado miedo, un sentimiento casi de odio a los que están en el poder, al PT
especialmente, y eso sirve en bandeja el fenómeno Bolsonaro.
-El PT califica a Bolsonaro de fascista. ¿Está de acuerdo?
-No, el fascismo es algo organizado, con una visión
corporativa de la sociedad, con un partido, y él es otra cosa. Representa
un autoritarismo que puede tener una base ideológica de cualquier tipo. Tiene
expresiones autoritarias pero si se van a materializar o no, aún no lo sabemos.
-Hugo Chávez, como Bolsonaro era militar
paracaidista…
-Ambos tenían la creencia de que la autoridad tiene
que imponerse. Pero Chávez estaba más cercano al viejo populismo, un populismo
como el de Perón, que calaba en la gente. Ahora es excluyente, Bolsonaro, como
Donald Trump, no quiere a la gente, no quiere a los inmigrantes, quiere un
pasado idílico…
-¿Esas serán las bases de su Gobierno?
-Fui senador, ministro, presidente y a él, que era
diputado, nunca lo vi. Jamás escuché su voz, no le oí decir lo que piensa.
No se sabe realmente lo que va a hacer. Ni creo que él mismo lo sepa.
-Pero usted dijo en un artículo en
The Washington Post que estaba dispuesto a formar parte de una
“resistencia” frente a la sospecha de que amenace las libertades y los derechos
de los ciudadanos.
- Dije que ante cualquier intento autoritario hay
que poner frenos y lo mantengo. La democracia necesita, siempre, de cuidados.
-¿La designación del juez Sergio Moro (Lava Jato)
como ministro de Justicia es una garantía de protección de la democracia?
-Sí, lo es. Es arriesgado para él porque nunca fue
ministro. Pero creo que lo hizo porque piensa que puede influir. Ojalá que lo
logre.
-¿Qué pasa en Brasil cuando de los cuatro
presidentes de la democracia dos caen por impeachment (Dilma Rousseff y Collor
de Mello) y uno (Lula) está en la cárcel? ¿El problema de Brasil va más allá
del caso puntual de Bolsonaro?
-Así es, el sistema político brasileño tiene que ser
repensado. Tenemos cerca de treinta partidos que se han convertido en una sopa
de letras y eso, es inviable. No son verdaderamente partidos, son corporaciones
que se organizan para hacerse con los fondos públicos. Tienen capacidad de
presionar a los Gobiernos y estos, como necesitan su apoyo en el Congreso les
siguen el juego. Habría que cambiar el sistema de votación, crear más distritos
electorales y tener una relación más directa. Los sindicatos, las alcaldías,
las empresas, las iglesias y los clubs de fútbol son los que inducen al voto,
los grandes electores.
-Tradicionalmente los presidentes brasileños eligen
como primer destino al exterior Argentina. Bolsonaro anunció que antes viajará
a Chile. ¿Qué mensaje cree que le está enviando al presidente Mauricio Macri?
-No sé si lo va a concretar. La relación entre
Brasil y Argentina es clave. Creo que hay que mantenerla así. Viví en Chile
muchos años, siento a Chile como mi segunda patria pero creo que, con una
visión de Estado, Argentina es más importante. El equilibrio del cono sur
depende mucho de la buena relación entre Brasil y Argentina. Lo cual no quiere
decir que una visita a Chile sea negativa, todo lo contrario. Pero si fuera
interpretado como una señal de que Argentina no es prioritaria sería una
equivocación. Argentina es un cliente importante para Brasil como lo es China,
Estados Unidos y Europa. No podemos elegir por gusto propio, hay que tener en
cuenta los hechos.
La relación entre Brasil y Argentina es clave. Creo
que hay que mantenerla así“.
-El G-20 se celebra a finales de mes en Buenos Aires
y Michel Temer ha invitado al presidente electo a que lo acompañe. ¿Usted
también lo habría hecho?
-Hizo bien porque a partir de enero será el
presidente de Brasil. Itamar Franco (su antecesor) lo hizo conmigo en la Cumbre
de las Américas. Es bueno porque nadie nace sabiendo y menos todavía el
ejercicio de la presidencia.
-Venezuela y Nicaragua son dos problemas para
América Latina…
-La democracia se ha vuelto muy débil en esos países.
Para mi, lo peor es el quiebre de los derechos humanos. Hay que diferenciar los
valores de la democracia y los valores de la humanidad. Tenemos que hacerlos
coincidir. Esto es grave en Venezuela y en la región. El éxodo de
venezolanos a Colombia es enorme pero a Brasil también y se dirigen a zonas más
pobres que no tienen cómo darles acogida conveniente.
-¿Cuál es la solución?
- Estas situaciones tienen que resolverse
internamente. Si uno busca una solución militar, qué hace después, qué hace con
el pueblo de ese país. Sería muy triste que Estados Unidos interviniera. Hay
que lograr que Venezuela, con libertad, hable otra vez en las urnas. Debe
forzarse al Gobierno para que así sea. Y en ese sentido, la presión de la
región, de Argentina, de Brasil… Tiene valor. Pero también de la OEA, de los
medios de comunicación, la opinión pública. Los venezolanos tienen que unirse
en torno a una persona que simbolice este valor de la democracia.
-Habla de valores democráticos y derechos humanos.
¿Cómo valora la caravana de centroamericanos que va rumbo a Estados Unidos y la
decisión de Donald Trump de impedir que pisen territorio estadounidense?
- Esa gente se va por desesperación, no porque
quiera marcharse de su país. Tenemos con ellos una obligación universal humanitaria.
Trump está equivocado. Tiene una visión supremacista de Estados Unidos.
América se hizo América porque siempre recibió muchos inmigrantes, como Brasil
o Argentina.
-¿Usted cree que organismos como el Alba o Unasur,
que estaban identificados con una ideología de izquierdas, huelen a azufre,
según la expresión célebre de Hugo Chávez?
-La recuerdo (risas). No creo que un Estado deba
relacionarse con otro por afinidad de gobiernos. Esos organismos se han vuelto
instrumentos de politización. No servían a la causa de la verdadera integración
sino a la integración de los que piensan del mismo modo y eso, no es
democrático.
-Hay unos presidentes nuevos en la región, algunos
más que otros, como Mario Abdo (Paraguay), Lenin Moreno (Ecuador), Iván Duque
(Colombia), Sebastián Piñera (Chile) o Mauricio Macri. ¿Cree que pueden hacer
un frente común que les permita empujar el carro de la integración y el
desarrollo de Latinoamérica?
-Creo que hay que hacer un esfuerzo en ese sentido.
Siempre van a existir diferentes tendencias. Unos serán de centro izquierda
otros de centro derecha, más conservadores o de izquierda pero mientras sean
democráticos, todo está bien. Las sensibilidades de Mauricio Macri, Sebastián
Piñera o Iván Duque, que no es un guerrero, son diferentes pero compatibles.
Incluso con Bolsonaro se podría contar si respeta la Constitución. Hay que
esperar y ver cómo va a actuar. Lula era un hombre del Partido de los
Trabajadores pero no quebró la Constitución brasileña...
-¿Alguna vez imaginó que Lula iba a estar preso por
corrupto?
-No, jamás me imagine algo así ni me gusta verlo
preso. Siempre tuvimos relaciones cordiales pero no de cercanía política. Lula,
en la Presidencia, fue un hombre muy vinculado a los intereses que llamaríamos
más de derechas. Nunca ejerció de revolucionario. Ahora, está en la cárcel
acusado de corrupción y con dos sentencias. Es malo para él y para el país. No
me hace feliz ver a un ex presidente en la cárcel, pero yo respeto la ley.
-Bolsonaro dice que, como Donald Trump, va a trasladar
la embajada de Tel Aviv a Jerusalén. ¿Cómo valora la decisión?
-Se ha precipitado, es un gesto innecesario y
gratuito. La posición tradicional de Brasil y la mía es a favor del Estado
de Israel y de Palestina. ¿Por qué adoptar otra que puede ser entendida por una
parte como una provocación?
-¿Cree que el presidente Mauricio Macri, con la
inflación que padece Argentina y los problemas económicos, está en el buen
camino o ha fracasado?
-Creo que es temprano para hablar de fracaso en
Argentina. Los presidentes, a menudo, pierden popularidad. ¿Cuántas veces me
pasó a mi? Lo que no pueden perder es credibilidad, eso sí que es importante y
creo que Macri la conserva. Yo, personalmente, tengo buena impresión del
presidente Macri.
-Alejandro Toledo, ex presidente de Perú, prófugo de
la justicia en Estados Unidos, Rafael Correa en situación similar en Bélgica,
Ollanta Humala en la cárcel, Keiko Fujimori igual (en Argentina Cristina
Fernández procesada varias veces)… ¿La corrupción es un mal más profundo en
Latinoamérica que en Europa y Estados Unidos o es que su Justicia funciona
mejor?
-En el caso de Brasil la justicia funciona pero
estamos midiendo con el metro del presente lo que ocurrió en el pasado. Hay que
tomar las cosas con calma y celebrar que la justicia sea más activa. En EE.UU.
los demócratas fueron fuertemente acusados de corrupción y eso se terminó con
la justicia. Hay que seguir adelante y no exagerar en analizar el pasado con la
mirada del presente.
Fantástico ao Vivo Domingo 11 de Novembro de 2018
Referências
https://images.clarin.com/2018/11/09/ZgtsBqIEZ_1256x620__2.jpg#1541807225795
https://www.clarin.com/mundo/fernando-henrique-cardoso-sabe-realmente-va-hacer-bolsonaro-creo-mismo-sepa_0_UVw7xmTBl.html
https://youtu.be/jqxqqKMWxYg
https://youtu.be/jqxqqKMWxYg
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